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AZKEN MUGA ARTIST

Guillermo Olmo – Amezketa, Gipuzkoa
2016, 2021

Artista multidisciplinar, procedente de Bizkaia y afincado en Amezketa hace más de una década, parece decantarse por la escultura y dentro de esta trabajar de manera exclusiva madera, hierro y piedra, tres materiales muy unidos a la historia y forma de ser de este pueblo; la naturaleza le inspira , condiciona y le ofrece el material en el que se expresa. Perteneciente a la siguiente generación de los grandes escultores vascos, que trata de realizar su aportación para llenar ese vacío, su obra ha viajado por el mundo, amigo de trabajos colectivos es fundador del Parque de Esculturas Meatzalde Goikoa, única infraestructura artística realizada en la naturaleza en nuestro país.
Con predilección por la escultura de gran tamaño y amigo de intervenir en espacios públicos, transitados, vivos y en la naturaleza, huyendo de los lugares muertos y estancos destinados al arte, pretende que el espectador se encuentre con la obra de manera sorpresiva, sea interpelado por esta en un lugar no esperado.

“Atari”, 2009

Guillermo Olmo desarrolla gran parte de su obra en el medio natural, la obra de Guillermo Olmo nos recuerda tiempos más amables de la relación del hombre con la naturaleza, en la Sierra de Aralar ha realizado dos intervenciones de carácter permanente.

 

 

 

Proyecto desarrollado en 2016:
BURTZAKO

En el extremo oriental de Bizkaia, en los Montes de Triano, en el lugar que coinciden los límites geográficos de los municipios de Barakaldo, Galdames y Trapagaran, se encuentra Burtzako, la familia Castaños cuida desde donde llega la memoria el único caserío, tres contribuciones pesan sobre los pastizales, notificaciones equivocadas y repetidas llegan asiduamente a esta hacienda, ningún sentimiento de pertenencia les une a los tres ayuntamientos, donde son tratados como extraños y llamados de forma generalizada y peyorativa por los habitantes de las partes bajas de estos municipios, como “los del monte”, el monte es su hogar y territorio, es su refugio y sustento, su universo. En los años veinte del siglo pasado, Tomás es el joven varón de la familia, en edad de prestar el servicio militar obligatorio al ejercito del estado español, la familia Castaños de tradición nacionalista, es ajena al estado titular de ese ejército y a la vida y costumbres cuartelarias, Tomás es llamado a filas por los tres ayuntamientos, España se encuentra en guerra defendiendo sus todavía territorios en Marruecos, Tomás es llevado a defender esas fronteras en África. Cien años más tarde en Aralar una muga divide geográficamente Navarra y Gipuzkoa y una langa impide el paso de los vecinos de dos pueblos separados apenas tres kilómetros, ya no hay servicio militar obligatorio y el antiguo puesto fronterizo de los mikeletes aparece derribado y abandonado, pero las líneas arbitrarias realizadas desde lejanos poderes, siguen dividiendo territorios y gentes con las mismas formas de ser y de vida, con las mismas costumbres e intereses, con la misma lengua, continuamos igual, alambrada y valla, permiso y legalidad.

Burtzako es una intervención realizada en forma de huevo en la misma muga, sus grandes dimensiones visualizan de manera clara su no pertenencia a un territorio determinado, y la vida que supuestamente alberga en su interior volará por encima de mugas y alambradas, porque la vida fue antes que las fronteras y será después de ellas.
De tres metros y medio de altura y realizada con madera de avellano, es atravesada por la alambrada que sirve de muga, una abertura permite el acceso al interior, posibilitando otra visión diferente de la obra y una sensación inesperada, pero la alambrada interior nos recuerda el motivo de la obra.

 

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