El espacio creativo está dispuesto en el propio bosque de Zarate, Mariren Magalean busca la conexión con la tierra, es una recreación metafórica del útero boscoso que nos acoge y recoge. Que nos crea y recrea alrededor de tres árboles, respetando su disposición natural. La intervención ofrece entrelazar un sistema viviente dinámico con la idea más conceptual de una redefinición de la realidad, quiénes somos como personas y el lugar de la naturaleza en esa realidad que nos ampara y une. Los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparten un destino, la obra nos descubre y hace reflexionar sobre ese lugar construido y nuestra relación con él.
La forma de introducirnos desde el exterior al interior nos obliga a tomar una postura poco habitual, no es confortable, casi hay que reptar para acceder, sin embargo nos brinda el maravilloso juego de la adaptación. Reptando descubrimos un interior con el que sumergirnos en el mundo del bosque, la mujer y el tiempo.
En toda la instalación fluyen y armonizan, con el observador las nubes, los árboles, el viento, la luz, por esa interrelación, interdependencia, complementariedad y funcionalidad de los componentes que existe entre todos los elementos los construidos y los propios de la naturaleza se conforma Mariren Magalean.
Busca ser un análisis de cómo nos determinan los roles de género y cuáles deben ser nuestras relaciones con la naturaleza en este siglo del cambio climático y la crisis ecológica, Mariren Magalean quiere ir a una a reconexión con el bosque primigenio desde donde partimos: nuestro origen como personas.
